jueves

Explicaciones a una vecina

estoy llenando las paredes de agujeros,
que es como decir
llenándolas de nada
si pensamos
que el aire no existe,
o llenando las paredes de todo,
si pensamos en cambio,
en el aire
como un peso
inexorable
recordatorio,
el aire,
de este tránsito obligatorio
de andar, por lo pronto,
existiendo.
la lleno en realidad
de libros
y ganchos para colgar
estas cosas que ya no sé bien
si me llevan
o llevo,
los cuadernos,
el bolsillo de papeles,
el abrigo,
que abriga al mundo de mí cuando me hielo,
los vasos
cuando están vacíos,
los libros
¿ya nombré a los libros?
estoy primero,
vaciando las paredes
para llenarlas
de clavos y tornillos y tarugos,
primero hago los agujeros
que desde su punto de vista,
vecina,
es verdad,
puede ser
deshacer la pared.
pero tiene que despreocuparse
que los caños no son de mi interés
yo ando nada más
intentando poseer la nada
aunque suene paradójico
espero me comprenda
estoy llenando las paredes de agujeros
para habitarla,
es decir,
que haya algo donde antes no pertenecía.
quédese tranquila
que aquí, deshaciendo,
aunque ahora no lo vea
sólo existe creación,
la única manera que conozco de que esto de existir,
ese tránsito obligatorio del que le hablaba,
sea algo más
que este continente blanco.
espero, tenga a bien,
luego de esta exposición
dejar de inferir golpes y gritos e improperios
a cada agujerito de mis paredes que usted escuche
que soy yo, simplemente,
su vecina,
interesada nada más
y nada menos
que en intentar,
si usted así me lo permite,
habitarme.

martes

los días son espirales que guardan rincones en cada una de sus vueltas. lo repito: hay cosas que se terminan para que uno pueda seguir empezando. eso es lo más infinito que poseemos: el tiempo circular, la eternidad perpetua del presente, el ahora efímero, fugaz, ínfimo, que al quedar enredado en las hojas de las horas comienza a plegarse sobre sí mismo, a hacerse ancho, a encontrarnos siempre tan iguales, tan distintos; transformando a cada instante la nada en inconmensurable inmensidad. el arte haciendo ancho el presente, cuestionándolo, habitándolo, destruyéndolo y volviéndolo a crear. por un tiempo sin indiferencias, sin tibiezas, sin imposibles, eligiendo y trabajando para cada uno de nuestros pasos.

es, sin lugar a dudas, el arte la pelea.

lunes

hablame:

¿son iguales las cosas si se dicen en otras circunstancias? estas mismas palabras, dichas este lunes, esta lluvia, ¿dejan la misma huella? ¿mueven los mismos secretos? tus exactas mismas palabras dichas en la cama o en la mesada de la cocina, con tu mano en mi espalda o la mía en tu pecho, sueltas al aire o vibrando en mis oídos, ¿qué quieren decir? conocerse: tomar las palabras y pesarlas, medirlas, probarlas, desatarlas, suponerlas, y pararse luego, bien firme, en la mentira de haberlas entendido.

jueves

triste o buena

Amar sin nadie/ vaya cosa triste
sin nada que abrazar
ni Eva que nos abrace

Buscar en la memoria de la piel
la boca la cintura la lujuria ganada
las suaves nalgas tibias
y sólo hallar respuestas de fantasmas

Los desaparecidos no aparecen
las voces de los árboles se apagan
quedan escombros de caricias
y con pudor nos preguntamos
¿por qué decimos tantas veces corazón?
¿será el único amigo que nos queda?
¿o será el refugio de los que queremos?

Amar con alguien/ vaya cosa buena.

Mario Benedetti.

domingo

hoy me iba a dormir temprano, pero primero que no venga, después el ruido de la llave, el olor a poxilina... arreglé el calefón, te conté? sí, otra vez... es como si algo de esta casa tuviera siempre que estar llorando, derramando agua. mientras lo escribía lo pensé: es lunes el que no viene. ¿y si me quedo sin comienzos? justo ahora, en agosto, que fue siempre mis principios. toda esta vuelta, ¿no? nada más para decirte que todas mis horas están llenas de querer saber si vos también me pensás. un papel amarillo que te diga que con los días estoy bien, que hace poquito pude decirme algunas verdades, que la vida es tener hambre, y que te extraño tanto o mejor dicho me rodea todavía esto espeso que no es aire y que respiro en cada bocanada, esto de no poder dejar de preguntarme qué pensarías de mí si pudiera mostrarte qué de mí soy yo y que de lo que te di fue el miedo que supimos construir.

miércoles

y por otra parte, querer cerrar todas las puertas, las ventanas, los pasillos, los postigos. dieciocho páginas atragantadas en una mano que no encuentra papel donde desangrarse. como grita Sacambruni: que no entre nadie y que no salga nadie. ¿y entonces? ¿toda esta luz? ¿toda la sal? ¿adónde se meten los vidrios rotos, las cortinas nuevas, los cuadros de las paredes, la montaña de libros que me espera, acechante, cada noche para devorarme y escaparme de lo que te nombra? abismo: el miedo, el equilibrio del miedo, la exacta igual cantidad de miedo de caerse que de volver a apoyar los pies en la misma tierra de siempre.

domingo

Yo, que nunca te tendré.
Y aunque no te lleguen mis correos 
te escribo,
y aunque no sepas si los lees,
te escribo.
Te escribía.
Porque voy a cerrar mi casilla, caracolito,
ya no voy a buscarte en los bares 
de mi buzón de entrada
ni en la esquina de cada mail.
Cuando una dice que se despide (lo siento ahora)...
lo hace con la esperanza mágica de que...
lo hago, 
con la esperanza mágica de que aparezcas,
o de que si yo corro el telón, habré sido yo,
y no tu silencio.
Por lo que es casi seguro que te busque unas cuantas veces más.
Pero ya cierro esta casilla que me cierra.
Voy a enterarme de qué trata la soledad, ahora,
y que el vacío de no tenerte, ni esperarte,
busque, 
o me lleve,
o sea lo que sea.
Te amé, tanto, tanto.
Te amo, pero te amé.
Tanto.



sé que algún día vas a venir hasta acá buscando algo que te nombre. me despido, entonces, de vos. me despido para siempre (para siempre hasta que un día) de mis letras que te nombren. quiero hacerlo con algo que te escribí en mi cuaderno un atardecer, últimos rayos de sol por la ventana de un tren, cuando todo esto empezaba a terminarse. una de las pocas cosas que había decidido guardarme, esperando que supieras. pero no, así que transcribo la tinta azul del séptimo renglón de la decimoctava hoja de mis días: tenés que aprender a alejarte de las cosas que querés sin romperlas.




Adiós, en quien te conviertas.



Cartas al Rey de la Cabina.
Luis María Pescetti.

jueves

viajar
(distancia
perspectiva
equipaje
¿cuando me muevo me sigo quedando en el mismo lugar?)



hoy
mes más tarde
me sigue sacudiendo
(que me despabile algo
si algún día
deja de hacerlo)
trabajar
mi mano y la tinta palabra
intermediarios
de una trecena
de cartas
del amor al amor
del encierro al encierro
de la libertad a los libres
del sueño a los sueños
de lo imposible a lo imposible
del dolor al dolor
de las rejas a otras rejas
ser
mi letra
transporte
de secretos innombrables
vuelcos de deseo
poner
puntos
y comas
y espacios
y tildes
a pedidos dictantes
darle
serpiente azul
cielo blanco de papel
darle
forma
color
textura
espacio
objeto
voz
y cuerpo
a almas
que no saben escribirse.




lunes

sos la excusa de todos mis miedos.

domingo


sábado

Qué raro tu silencio y que otra vez te fueras
(qué raro, qué esperable, qué tan tú, qué tan yo).
Es cierto que no quería atraparte,
y no es cierto que no esperaba nada.
Esperaba que quisieras,
que quisieras
y que quisieras.


No eres responsable de que deseara que te olvides
de tu maldita grúa jirafa
o lo que sea que ella represente,
más,
más grande que yo y mi cuaderno
y mi estúpido faltar a clases
y haber cocinado para ti.
Nunca me prometiste que eso iba a pasar
solo yo estaba segura,
sin haberlo dicho,
que una mañana despertarías quedándote
(como una mañana sigue a otra mañana y sigue a otra).
Y no que despertaría yo tomada del pasamanos del autobús
y sintiendo, de pronto,
que te habías ido. Llegar a casa y encontrar tu nota.
¿Una nota? ¿Porque así era más fácil?
Si era imposible, ¿cómo podría ser más fácil
de alguna manera?
Me senté en el rellano de la puerta con la hoja,
y bajó el vecino, y sus perros, los regañó, para que
no me molesten (orgulloso de saber hacerlo). Bajó con
dificultad los escalones, ganándole cada paso al mundo,
y pensé en ti, en tu burgués, y pequeño, y tan sano,
tan satisfecho y tan urbano deseo de fracasar
para sentirte libre,
tan pequeño y tan becado tu deseo de fracasar,
al lado del vacío de esta obligación de quererte
y de los trabajosos pasos de mi vecino, tomándose
del pasamanos de la escalera y tardando siglos
en llegar a la planta baja a pasear
a sus perros obedientes. Y te odié.





Cartas al Rey de la Cabina.
Luis María Pescetti.

lunes

cuando el alma es más grande que el cuerpo y lo desborda, no sé de silencios. si no hubieses estado tan empeñado en destruir la poesía, todavía existiría ese puente que a ninguno de los dos nos pertenece pero mantendría, hilo invisible, a algo de los dos bien junto atado con palabras. ¿pensaste en la cara de don mario si alguien le pidiera explicaciones sobre la alegría? ¿qué quedaría de la magia si jorge deshiciera a helena y la explicara? juan l. preguntando, gota a gota, a todo el río si puede nombrarlo. cosas como esa apagan a las luciérnagas del mundo, acalla tintineos destellantes. hablo de vos, porque no quiero meterme con la agonía de la magia cuando la poesía se acorrala, se fuerza, se miente. cuando el arte no es pelea y es espejo de deseos egoístas. cuando ignorando que lo que se dice no es de nadie y por eso es de todos, se hace uso del lenguaje como vidriera expositora de felicidades inventadas que existen solamente si el otro las registra, y las convierte, así, en reales.
estarían estas palabras en hoja amarilla o en pantalla luminiscente o escondidas en mis libros esperando encontrarte o buscando esperarte o encontrarme buscando. pero no: las suelto al aire, me deshago de ellas, despojo de nunca.

Chau número tres.
Mario Benedetti.

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

domingo

(y si el amor se va y no vuelve la ciudad carga con su otoño).


jueves

quedo siempre afuera de todo lo que construyo.

lunes

me encargué de esconderte de todos los rincones. de fijarme en los dobleces de los días para que ninguno te guarde. ciega de mí, sabiendo de este grito mudo, desesperado, anticipándome a este abismo voraz que es no encontrarte en ningún lado, te pedí un silencio tan hermético que sólo podría existir por la fuerza de dos letras: no. desayuno todos los días pan untado con la magia sin vos y a pesar de que cada movimiento del aire me haga esperar algún signo de que estás, obediente, tus ausencias -sólo éstas- responden a mi pedido. (sí, desayuno). si tuviese entre mis manos un poema que dijera los pasos a seguir para un alma que tuvo miedo -me arriesgaría: casi casi tanto como a mí-, cómo deshacerse de la que nunca fue -por miedo-, un poema que hablara del miedo del amor del amor del miedo del miedo o algo de todo, si lo tuviera, podría tachar de él cada cosa que ya no te nombra -por miedo- como la lista de un supermercado (antes, claro está, llevaría sus letras y los espacios entre ellas -sobre todo, por favor, sobre todo los espacios- a una hoja amarilla que me permitiera, habiéndolo pasado por mi mano, habiéndolo hecho tinta, poseerlo). si existiera ese poema, sostengo, los trazos negros -nada me permitiría tachar la tinta con algo que no fuese un lápiz: no sería yo- estarían ya sobre todas y cada una de las palabras y las letras y, por favor, sus espacios. ¿y entonces? ¿cómo se hace con tanta lágrima sobre la lechuga, los almohadones, el piano, los apuntes, las listas, el manubrio, toda la avenida haciéndose espejo por la lluvia y por mis ojos? yo, lago eterno, pretendía ser pasto para tus pies. vaso de agua, queriendo ser una fuente en el horno. no soy la que conociste, no hubiese podido. así como tampoco puedo ser para mí, algo en mí te ofreció algo de mí que no soy yo. igual que yo para conmigo. igual el miedo. te tuve miedo, pero ya no te tengo, y eso está bien: nunca me gustó sostener a nadie, eso no debiera ser amor. no hay un punto y coma en ninguna de estas líneas (no, tampoco en sus espacios). las comas suficientes para respirar, los puntos necesarios para cosas que se terminen. el alma retorciéndose en ausencias construidas. no existen ya las noches, sólo la luna buscando cada tanto mis pedales. existen sólo las horas sucesivas de saber que elegís otros libros donde leer tus días, y yo elijo, muda, mudarte adonde ya no pueda quererte. no así, tan poco yo, tan el miedo, tan punto y coma, escondite de mí.
que esta vez no me pase
como siempre me pasa
que otras veces
esta vez
que no
que no me pase como me pasa
que me pasa muchas veces

que esta vez
al mundo
al mundo amplio tanto
que esta vez toda el hambre
se coma a los días después a vos
después a mí
pero primero
que antes que todo
que siempre
antes
el hambre
voraz eterno móvil
se coma
digiera
que el hambre
pueda
por favor
no como las veces
otras veces tantas veces
siempres veces
que el hambre
por favor
pueda
comerse
a mis miedos
no a todos
ni siquiera
pido tanto
solamente
a los miedos
que están
entre el hambre
tanta
entre el mundo
tanto
solamente
los miedos
que están
antes
antes
que yo.

domingo

Solamente en las noches

escribiendo
he pedido, he perdido.

en esta noche en este mundo
abrazada a vos, alegría del naufragio.

he querido sacrificar mis días y mis semanas
en las ceremonias del poema.

 he implorado tanto
desde el fondo de los fondos
de mi escritura. 


Coger y morir no tienen adjetivos.



Alejandra Pizarnik.

miércoles

No soporté el aire que me rodeaba, ni el que salía
de mi boca.
La magia había abandonado el mundo.
Alcé la vista y no me extrañó cuando vi
una lámpara de cuarzo mal colgada, haciendo de mediodía.
Te escapaste de mí, que te envolvía con aire,
¿y era igual de malo?
¿O pretendía magia ahí dónde tú sólo necesitabas ver
pollos anaranjados, pasamanos grasientos,
empleados igual de lejos
de sus hogares que de sus promesas y una lámpara de cuarzo
que se hunde en el horizonte como se deja una esponja
después de limpiar una sartén?
¿Ese fue mi error?
Ese fue, ¿verdad?
¿Por qué no me enseñaste con tus ojos oxidados?
Yo no puedo dejar de hacer promesas, y tú necesitabas
romper con todas.
Pero acaso, ¿no las necesitas tanto como yo?
Fuiste una esperanza voraz, ¿cómo se escapa de eso?
¿O acaso crees que el desencanto será suficiente
como para callar todas las voces?,
y que nada,
nunca, te recuerde
una sola promesa tuya
(¿por eso subiste a tu torre grúa? ¿Ya no querrás
tocar nada directamente? ¿Ni que nada te toque?
¿Y cómo vas a hacer?).
No podrás recorrer tus pasos y retirar tus promesas
como quien quita la ropa tendida.
Todas tus promesas ya no están donde las dejaste
(perdón por hablarte, quizás, de lo último que quisieras
que te cuente).
¿Acaso crees que te podrás esconder de lo que
un día deseaste?
¿No es más fácil fracasar que esconderse?
Ven, por favor,
amor mío,
ven a beber del licor amargo,
ven a mojar tus labios
en tu derrota
(tanto mejor).
No abandones tu derrota
y descansa.
Baja de tu grúa a estirar los brazos.
Ven a ver cómo falla, también, la primavera.
Esta tarde han fracasado los árboles, los choferes,
el alumbrado público,
los amantes, los jardines, el cemento, la lluvia,
las monedas sucias, los locutores de televisión, el azul.
Todos vaciaron su propia derrota y
¿sabes qué?
No pasó nada,
nada,
nada,
nada.









Cartas al Rey de la Cabina.
Luis María Pescetti.



lunes

el tampoco se merece tanto amor.

-entender, aceptar: yo también puedo sentir.-

domingo

hoy me caí
y me di cuenta
que lo que duele
no sé si es extrañarte,
lo que duele
en realidad
es el otoño
sin vos.

sábado


viernes

corte y confección.

un paso. la nada (la vacía, la impotente, la de ausencia de todo).
dos pasos. campo abierto. gusto a aire por entre los pastos. color tiempo. olor a eterno.
tres pasos. abismo (abismo del vértigo).
cuatro. viento.
cinco. esquina. bicicleta a la cintura. de cara a la garúa. un pie apoyado sobre el otro instalando todo el peso sobre el gris. nostalgia de cosas que dejan de existir en el preciso instante en el que existen. circunstancias inefables.
seis pasos. desapariciones.
siete pasos. pasillo pasador candado pasador candado escalera pasador candado pasador enlace pasillo pasador. después del mundo hay más mundo.
ocho. donde no hay nada ni siquiera estoy yo.
nueve. pasos de huerta. manos de siembra. mirada de cosecha.
diez pasos. lo enseñaron las abuelas: se corta para construirse.



jueves

me desnudaba con palabras. de alguna manera lograba mostrarme a escondidas rodeada de letras que escribía. bastó que abriera la boca para que terminara todo, para que todo empezara. ¿existirá algún lugar donde volvamos a encontrarnos?

sábado

sebastián.




- los piojos no me dejan dormir.
- ah, yo pensé que eran las camas. 
- ¿las camas?
- la de tu papá. la de tu abuelo. la de tu amiga. las lijas. 
- vos decís.
- no sé. 
- no fue una pregunta.
- a veces podés. 
- ya sé.
siguen todos los mundos en el mundo, aunque pestañees. no existe un pero a las muertes. 
- el problema no son las muertes.
- ya. el problema somos los vivos. y aunque eso, siguen todos los mundos en el mundo. 
- es que...
- no. 
¿no?
- no. en algún rincón del marrón de tus ojos querrías. pero no. aunque todo. no se puede desaparecer, señorita julia. son las reglas del juego. 
- a veces me das miedo. cuando me pensás por adelantado, y te quedás ahí, paradito, esperándome.
- a veces lo único que hago es cerrar los ojos y hacer lo que vos no: quererte. tantísimo.


miércoles

París, 9 de septiembre de 1971

Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estás ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte. Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.

Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik.

lunes

vos solo sos el que se está dejando solo. que después no venga ninguna de tus voces a llorarse porque no encuentra la vereda, los caminos, la risa, los silencios, los libros, la poesía, el verso, la palabra, un entre de las letras que devuelva otro reflejo que no sea el mentiroso que ofrecen los espejos cuando se miran de a uno.

sábado

no sé vos pero yo borré tus últimas palabras. por si algún día queremos volver a empezarnos. elegir los días de contraseña y principados y mandamientos de cosas que brillen; y no las hormigas negras de cartas negras de nudos tan profundos que se enredan en lugares que ni siquiera son más nuestros que toda la luz que sabemos compartir cuando elegimos vivirnos.

sebastián

- de repente me acordé de todo.
- siempre te acordás de todo.
- no te burles.
- conocerte no es burlarme.
- no me acuerdo siempre.
- hay algo de lo que nunca te acordás.
- ¿qué?
- de vos, julia. nunca te acordás de vos.

hace siete días que me falto
¿ya es eterno?
¿cuántos días faltan para desaparecer?
¿adónde tengo que buscarme?
¿en qué lugar tengo que encontrarme para no estar más?

viernes

5

Tú:

¿Serás sensato? ¿Por eso te fuiste?
¿Por tu edad y la mía? Júralo que no.
Hoy me desperté como si nevara y los copos (¿por qué nevará más suave que la lluvia?)... los copos estaban hechos de saber que te fuiste porque te pesa ser mayor que yo.
Te digo, no era lluvia, que me aplastó al darme cuenta. No, era la luz de saber eso que no te atreverías a reconocer.
¿Evitarás el escándalo?
¿Quién te lo pide?
¿O acaso crees que sé porque te busco? (nadie es tan infeliz como para saber por qué busca a otra persona).
Son líneas pequeñas escritas en una lengua que se nos escapa.
Por más que pasáramos siglos descifrándola, por más que los científicos dejaran tranquilos a sus microscopios, a sus computadoras, y sólo se dedicaran a descifrar estas líneas, ellas seguirían sin ser leídas. Por más que, cansados de fracasar, aceptaran, por fin la ayuda de los magos; y los magos, cansados de fracasar, le pidieran ayuda a las brujas, y ellas le pidieran ayuda a los ángeles, seguirían incomprensibles.
Están escritas con letra de paso de hormigas.
¿De qué crees que me estás salvando? ¿Quién te lo pide?
¿Crees que sé por qué te busco?
Estoy llena de pequeñas letras invisibles que unas hormigas escribieron mientras me hacían, con sus cuchillitos y sus tenedores diminutos.
¿Y tú, soberbio o ignorante, crees que te alejas por mi bien?
Te voy a decir todo lo que sé.
Son hormigas y arañas que bajan de las estrellas.
Y una vez que han escrito su canción, en vez de irse, se quedan para que uno las coma. Así guardan sus secretos. Permanecen quietas todo lo que haga falta. Luego se esconden en la primera leche, o en una tostada a los seis años o a los veinte (sólo ellas saben) para ser comidas.
Nunca te enterarás si han terminado su tarea o no, si todavía están. Y esas habrán sido tus arañas y tus hormigas, tus ángeles laboriosos.
Pero esto
es sólo un cuento, demasiado bueno,
para que sepas lo que sé
(me enojo conmigo misma cuando leo lo que escribí
y suena rosado, quiero romper la carta,
pero no quiero escribir otra).
La verdad está en el olor a brea de las autopistas,
y en los supermercados.
En los golpes de los martillos. En el click del botón que apaga la radio. En las sirenas que se oyen de noche. En las escaleras de metal. En las cortinas de plástico (esas baratas para que no entren las moscas a la cocina). En tu maldito reloj despertador, para llegar a tiempo al maldito turno en el que has elegido esconderte.
No esperes que nadie,
NADIE,
ni siquiera los que crees que me quieren,
te agradezca esto que haces.
Podemos seguir, pretender que nunca nos cruzamos.
Vivir, incluso, felices.
Nos regalaron un piano y lo quemamos. No deja de haber música en el mundo por eso
(es el enojo, es el enojo).
¿Vas a ser un boticario contando los años que nos separan?
¿Vertiendo líquidos de una ampolla a otra,
separando polvos blancos?
¿Ordenarás tus instrumentos de metal? ¿Te vas a peinar al medio?
¿Cuidarás los puños de tu camisa?
Deseo haberme equivocado.
El Señor Perro Guardián que te acompaña
no merece mi enojo
y le ruego que te gruña en mi nombre,
que muerda tus talones
y se mee en tu merienda.
Va a ser Navidad para quien lo festeje
y quiero hacerlo,
estoy harta de tanta ceniza en los pulmones.
Haya luz, señores de la mina,
dígalen adiós a los derrumbes, los esperan sus esposas
y sus hijos en la superficie.
Tiempo de empezar de nuevo, en otra parte.
Llevan años cavando,
¿han encontrado la receta para que sus hijos no envejezcan?,
¿el remedio para que sus mujeres no se enfermen,
o para que a ustedes les devuelvan algunos años?
(En el mismo sobre del aguinaldo, tres años más;
el regreso de sus padres, de sus abuelos, a quienes
no alcanzaron a conocer, y el de los padres de sus abuelos).
Dios le dé pan a todas las semillas, por favor.
Por favor.
Porque lo demás no vale la pena. Ni siquiera
ganarle a la montaña.
Inútiles, tontos, triunfos. Pedacitos de bronce llorado,
por haberle ganado a la montaña.
Haya luz,
señores de la mina.
Repudien a sus patrones, antes de que sea tarde.
Pondremos guirnaldas, y encenderemos lámparas
cuando atardezca, habrá guitarra y acordeón,
dará el viento en los manteles.


Querido Rey de la Cabina,
¿por eso te fuiste?
¿Hay una parte en ti que no soporta verme con un cuaderno?
Quiero que sepas que te mentí y tengo aún menos
de los que te dije.
Tengo cinco años. Tengo tres. Mi abuelo me lleva de la mano a la escuela. Estoy en el vientre de mi madre.
¿Y a ti qué te importa? ¿A quién se lo debes?
No bajes si esperas que el mundo sea menos cruel
o que tú seas menos cruel.



Paloma.



Cartas al Rey de la Cabina.
Luis María Pescetti.

miércoles

espero que te vayas de viaje. que lo disfrutes. que crezcas. que te hagas chiquitita. que viaje tu nariz. tengo un libro en las manos y un amigo en la mesa y revolotea heterónimos y no puedo evitar quererte así, tanto. espero que vuelvas. espero que al decir todo esto en voz alta el aire vibre y llegue hasta vos este mensaje: te espero. te espero hasta que en la pared que construimos se abra algún huequito que me deje abrazarnos otra vez.

viernes


jueves

está bien. vos no lo ofreciste, y yo tampoco lo pedí. si me miraras más hubieses sabido que nunca lo haría. dejemoslo así. un escalofrío en los pies de ola de mar en agosto. a veces necesito que no estés. que de vos no haya más. que cuando decido bastarme no aparezcas, agazapado, a decir que todavía. no quiero un todavía. no quiero un por las dudas. estoy sucia de esquinas por las que doblás y yo ya no te veo. cuando me resigné a buscarte entre la gente, a ver si levantás la mirada o una ceja o apenas una mano, cuando escribo en algún lado que me acabo en esto de buscarte, de atrás, aparecés, radiante, con margaritas o una foto o un quereme en alguna de tus manos; y toda mi construcción mentirosa de no esperar, ni siquiera suponer, menos desear, que estuvieras dando la vuelta, se destartala como si en el mundo ya no hubiese esquinas ni veredas ni todavías ni cejas ni nadie ni nada ni menos ni más que el rincón que me espera cuando estás, justo antes de volver a escurrirte de las horas de mis días que ya no saben dónde gritar que por favor, te pertenezcan.
te quiero contar cosas. siete margaritas y un precipicio. dos hojitas de laurel y una pizca de tierra húmeda. las dieciocho o diecinueve o veintitrés aceitunas del frasco donde todas las tardes te esperaba. te quiero contar un cielo de mar celeste. trece pasos en línea recta y cuatro vueltas a la izquierda. doscientas treinta y nueve veces cerrar los ojos. seis veces tener tu mano o que vos la tengas. tres cuartos de frambuesas y un kilo de ahora. dos. nueve suspiros y ninguna burbuja. te quiero contar cosas o mejor mirarnos calladitos, enfrentados, desnudados, vestidos, anudados, bien sueltos, bien vistos, bien leves; mirarnos nada más para ver qué de todo es lo que cuenta.

domingo

los trenes también son puentes.

se me está muriendo. ahí, adelante mío. me dice cosas que no quiero entender. que no me interesan, que quisiera que ni las piense. nada que salga de esos ojos arrugados, todos mojados, de esas manos temblorosas. nada que empiece con cosas como cuando uno se está muriendo. se me está muriendo él. me dice que si lo lloramos cuando se muera él ni se va a enterar. que si lo queremos cuando se muera no sirve de nada. entonces tengo que llorarlo ahora, porque no puedo no llorarlo. se me va. él. el que me hacía ver películas para cagarse de miedo en la cama. el que hizo siempre los mejores asados. el que me enseñó a patinar, a andar en bicicleta, a tocar el piano. el que hacía de salvavidas cuando me ahogaba en la pelopincho. el que me llevó a conocer la nieve. el que me enseñó que después de cosas que duelen mucho siempre siguen floreciendo rosas; y aunque sería hipócrita decir que se puede seguir sonriendo de la misma manera, sería estúpido dejar de sonreír. el papá de mi nombre. el de los limones. el que me llevó por primera vez a la cancha, y venía a despertarme a las 4 de la mañana para ver la carrera. el que me enseñó a manejar. el fanático de los pibes chorros y damas gratis. el que me enseñó a sacar fotos y a entrenar con clavas. el que me cuidó los peces. el que me compró una casa con vista al mar para estar siempre cerca de mí. el de las caminatas a las 6 de la mañana buscando patas de cangrejos. el que cada pedo que me tiraba, venía a sentirle el olor. el corazón no está tan mal como creía. como creíamos. pero se le fueron los amigos y le llegó el miedo del saber que ya no queda tanto y que viene de imprevisto. él sigue plantando semillas en su huerta, pero cada vez que lo veo los ojos se le apagan un poco, y los tomates no le crecen como antes. de este lado estamos todos nosotros abrazándote. allá debe estar julio esperándote con alguna excusa por el taller sólo y los 18 años de beatles y ojos celestes. la vida está para irla muriendo. no voy a decir que no me duele que te vayas. pero sé que vas a estar floreciendo con julio todos los 27 de febrero, abrazando entre los dos cada uno de mis pasos. pero por favor. vos, el que me enseñó a reírme donde todos lloran, el que me enseñó que adentro de los tanques de guerra también puede haber personas, vos, cruzando la gaona y volando por los aires, vos, el mejor nadador de moreno, por favor. por favor, no te me mueras así de triste.

miércoles

me tiré abajo de un tren. salté de un piso diecisiete. llené la bañadera y me metí con la tostadora. me ahogué en el mar y me inyecté aire en las venas. me ahorqué. prendí todas las hornallas y cerré todas las ventanas. me tomé siete frascos de pastillas y me corté las venas con una gillette. con el revólver en la boca, apreté el gatillo. me morí todas mis muertes y acá estoy, tan pero tan viva, que hasta la muerte tiene miedo.
te saqué turno. metete en tus cosas. enojate. hacé lo que quieras. pero a mí la verdad me resbala que en este momento prefieras no ver nada. no lo hice por vos. yo no quiero vivir sin tu visión del mundo. soltame. te voy a soltar cuando te quieras.

domingo

tormenta.

hacía varios días que estábamos sin luz. pasamos todo el sol en la terraza, con los cuatro pies en la palangana naranja y las cuatro manos en la música, intentando hacer algo con los treinta y siete grados de térmica y la nada llena que hay cuando no sale nada de los enchufes. la noche anterior habíamos decidido la oscuridad cuando llegara. así estábamos, a tientas, con un vino y una tormenta en las ventanas.

- ¿qué hacés?
- te miro.
- mhn.
- hace unos días te pensaba y me di cuenta lo difícil que se me hace verte en mi cabeza de otra manera que no sea así.
- ¿así cómo?
- así azul, tan descalza, vincha de colores cuando el verde empieza a florecer.
- el día en que me trepé al árbol.
- no vale. ese rayo te acaba de mostrar mi sonrisa. me gusta cuando no necesitás mirar.
- ¿te puedo pedir que me digas algo?
- podés.
- el deseo que pediste hoy cuando el tren. sé que fue para mí.
- hace mucho tiempo que elegís morirte. saltá, julia. bien sabés que yo nunca, pero vos sos tan linda en las copas de los árboles. me cansé de tus miedos. vos no. vos que tanto.
- ¿qué fue lo que pediste?
- pedí que te quieras.

viernes

Se le nota en la voz, por dentro es de colores, y le sobra el valor que le falta a mis noches. Y se juega la vida siempre en causas perdidas. Ojala que me la encuentre ya entre tantas flores. Ojala que se llame Amapola, que me coja la mano y me diga que sola no comprende la vida, no. Y que me pida más, más, más, más, dame más. Y que me pida. Es capaz de nadar en el mar más profundo. Igual que un superhéroe, de salvar al mundo. Donde rompen las olas salva una caracola. Ojala que me despierte y no busque razones. Ojala que empezara de cero, y poderle decir que he pasado la vida sin saber que la espero, no. Y sin que me pida más, más, más, más, dame más, sin que me pida. Si te vas me quedo en esta calle sin salida, sin salida. Que este bar está cansado ya de despedidas, de despedidas. Como un extraterrestre se posa en el suelo y me ofrece regalos que trae de otros cielos. Le regalo una piedra recuerdo de la Tierra. Me pregunta por qué el hombre inventó la guerra. Y en silencio pregunta aún de cosas más serias. Yo me pongo palote sólo con que me toque. "¿Dónde vamos tan deprisa?", me pregunta su sonrisa. Si tu quieres, tengo el plan: caminar, salga que salga el sol, por donde salga el sol, que no me da. Y llegar hasta tu corazón, salvo que salga el sol, por donde salga el sol. Si te vas me quedo en esta calle sin salida, sin salida. Que este bar está cansado ya de despedidas, de despedidas. Si he tardado y no he venido, es que ha habido un impedimento. Me llevaron detenido para hacer un declaramiento. He robado, he mentido, y he matado también el tiempo. Y he buscado en lo prohibido por tener buenos alimentos. Y es que la realidad que necesito se ha ido detrás de ese culito que delante de mi se paró por fin un día con una noche oscura, esperando por ver si saliera la luna. Déjate querer, dímelo otra vez, un día con una noche oscura, esperando por ver si saliera la luna. Si te vas me quedo en esta calle sin salida, sin salida. Que este bar está cansado ya de despedidas, de despedidas. Ay luna, ay luna. Quédate muy cerca de mi, así los dos, dulce madrugada. Mírame y vuelve a sonreír, que sino, yo no comprendo nada. Si te vas me quedo en esta calle sin salida, sin salida. Que este bar está cansado ya de despedidas, de despedidas. Si te vas me quedo en esta calle sin salida, sin salida. Que este bar está cansado ya de despedidas, de despedidas.



jueves

cada vez que todo yo por las dudas tiemblo.

lunes

te estaría
necesitando
pero fue y es todo tan ríspido erre con erre silencios espesos eternos terminantes
que no sé por dónde empezarnos otra vez

y ni siquiera son las mismas ruedas las que te traerían las cuadras que nos separan

y me duele el mundo cuando tengo que bajar la mirada
para disimular ausencias cuando te pienso o te nombro o simplemente estás
ahí, en rincones
como siempre
más ahora en tiempo de vestidos
y planes
y visitas guiadas

me duele sobre todo la distancia infranqueable con alguien
a pedaleos o un tren o un colectivo o vientoenlacaraarremolinado de domingo o del día amarillo que queramos

sobre todo
por ser la que dijo
y yo asentí
entonces es como si dijimos
que no
que no queremos guardar por las dudas
porque nos mostraron de sopetón
sin quererlo
que a la vida se la muere
y que entonces
hay que dejarse influir
todo
todo el tiempo.

te estaría
extrañando
y eso no está bien
porque estás acá tan cerca
y porque todavía
ninguna de las dos es
ni tan fugaz
ni tan eterna
como para andarnos faltando.

el despertar.


A León Ostrov


Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo



A. P.

domingo

mirá. y yo que siempre me sentí tan desnuda adelante tuyo. pensé que te ibas a dar cuenta. que me conocías más. que me leías mejor. no te preocupés, acá definitivamente el problema soy yo que no puedo aceptar que sos una mierda. de todas maneras, lucas, dejemos esto acá, porque a diferencia tuyo, mi problema no son los muertos. a mí lo que me mata, es la ausencia de los vivos.
hubo un tren y terminar. terminé un libro. leí el silencio del punto final. segura de que iba a volver sobre mis pasos, se lo di al chico que viajaba enfrente mío. no lo quería aceptar y le tuve que explicar que no era un regalo, era un favor. que por favor se lo llevara para que yo no pudiera volver a empezar.
no sabría decir hace cuánto no pasaba eso. llegar al punto en que algo se acaba y no haya más.

miércoles


algunos tenemos la suerte y la desgracia
de saber
que sí
la vida todos los días se vive
pero también,
de igual manera
a la vida
todos los días la morimos,
a la muerte la vivimos cada día.

tantas
tantas primaveras y mares y aviones
y silencios telefónicos
preguntando para qué seguir con tanta vida
y de repente plaf
la muerte se te sienta en el costado
te avisa
acá estoy, yo te acompaño
y los ojos se abren grandes, asustados
se duda un poco y patalea
se inundan mates y refugios amigos de lágrimas
pero de a poco se entiende que así las cosas
y se agradece esa presencia
molesta, punzante, eterna,
como se agradece
eso que no queremos decirnos
de la boca de un amigo
o encontrarse un comodín en la vereda
o una carta vieja en un cajón
o una foto sonriendo de los dos.


después de tantas muertes
algunos podemos decir que
hoy ya no morimos a la vida
a la muerte, cada día, frente en alto,
la vivimos.

viernes

"En cuanto el hombre cerraba la puerta para irse, Alan se derrumbaba en cualquier umbral y no había dios que pudiera hacerle repetir ninguna de aquellas habilidades caninas. (Por aquel entonces yo me sentía un poco igual: grandes chisporroteos frente a los demás, pero después, a solas, me hubiera tirado al suelo como Alan, con los ojos llorosos de abulia, hasta que el mundo pasara.)"

"Muchas veces llegábamos tarde y teníamos que tirarnos en cuatro patas para sacarlos de abajo de la cocina con la ayuda de una escoba. (Entonces estábamos enamorados y la vida parecía ilimitada, por más que los hamsters corrieran y corrieran sobre su ruedita, sin llegar nunca a ninguna parte.)"



Malos pastores.
 Un amor de agua.
Inés Fernández Moreno

martes

abrí un cajón y me acabo de encontrar, buscándote.
quiero que me busques y no estar.

domingo

escribo para leerme en voz alta.

miércoles

resoplé como todas las veces que suena el teléfono. cerré la canilla y me sequé las manos con el repasador. busqué el inalámbrico y viendo la escalera que nos separaba, me paré al lado de la estufa y atendí, atada. del otro lado, con un fondo de silencio inverosímil, antes de que llegue el teléfono a mi oreja, temblaste. necesito preguntarte algo. no quiero que me respondas. por favor, callate. necesito que no me contestes. necesito preguntarte algo y que te quedes muda. no que hagas de cuenta que no escuchaste nada, ni que escondas la respuesta en algún rincón de tu boca, o de tu pelo, o de tus manos, o en tus rodillas. necesito sacarme esta pregunta de encima, dejarla desintegrarse en el aire. quiero que mis palabras desaparezcan en el exacto instante en que vibre tu tímpano. ¿te puedo querer? entendeme, julia, estoy hablando de quererte. de quererte tanto como para necesitar tu permiso.

domingo

si tuviera el poder de mover los cumpleaños mañana sería domingo otra vez y pasado eustaquio. plantaría una escafandra y volaría a pies bajitos. me quedaría para siempre en este lugar florido, cálido pero de brisas frescas, con silencios sonantes y música funcional. viviría cada infinito segundo en este límite de vos y yo y nosotros y ninguno y los dos juntos. a la mañana entre mates barriendo pelusas del piso y pesos del alma, resaltadores y el primer trazo en hojas en blanco de empezarse; un mediodía de platos amasados rebosantes de rojo, con sobremesa olor café y migas en el codo mientras alguna película cuenta un idioma que nunca vamos a aprender; paseos con sombrilla en bicicleta, estación de tren y manos negras de jugar la tierra; siesta al sol con gatos en los pies y algún descubrir; atardecer de pan con manteca y cadencias armónicas y desafiarnos; leña chispeante y noches de lluvia, de libros que terminan en frazadas y la alegría temerosa de elegir un nuevo comenzar. mientras todo siempre afuera el frío, el mar lejano y la paz inquieta de saber que después de algún sueño de nubes intangibles o mariposas titilantes o viento que despeina todo vuelve a empezar, siempre tan igual, tan nuevo, tan distinto.

miércoles

estoy sacudiendo el pasado. revolviendo. recordando. lo estoy doliendo. estoy aireándolo. lo escarbo. lo miro. estoy llorando el pasado. lo estoy ahogando. muriendo. estoy cerrando el pasado para poder pisar, al fin, o mejor dicho, al principio, este presente que tanto se me escurre de los dedos.

martes

imaginate cuánto todo que caminé las diez cuadras sin ni siquiera ver llover. el libro con sus nombres me duró un colectivo, siete cuadras, el mismo colectivo en camino inverso; que sería lo mismo que decir que duró siete cuadras, porque hay días que ir y volver se anulan. un entrecerrar de ojos y palmas. el frío por adentro de las uñas y las manos inmutables, sosteniendo un escape mentiroso, volátil, ajeno. idiota. me busco pero hacía años que no me escondía tan bien. lo escribo para que exista: llueve. tanto estamos que son las cosas las que lloran por mí. voy a salir a tropezarme en la humedad de la vereda. pasar los dedos por el cemento áspero y traslúcido. voy. a ver si vuelvo, o por lo menos, se empapa este vacío en algún lado, se encoge, se pierde, se ahoga. tengo los ojos contra la pared, pero ya voy por el nueve. alguien en algún lado tiene que gritar por mí un piedra libre. aunque sea yo.

lunes

todo en mí sabe que esta luna no te encuentra solo. yo paralizada y vos no me estás pensando.


yo nada más quise que me busques y no me encuentres.

no sé faltarle a nadie.

miércoles

hay un umbral que no se ve en la punta de mis pies.
Passei toda a noite, sem dormir, vendo, sem espaço, a figura dela,
E vendo-a sempre de maneiras diferentes do que a encontro a ela.
Faço pensamentos com a recordação do que ela é quando me fala,
E em cada pensamento ela varia de acordo com a sua semelhança.
Amar é pensar.
E eu quase que me esqueço de sentir só de pensar nela.
Não sei bem o que quero, mesmo dela, e eu não penso senão nela.
Tenho uma grande distracção animada.
Quando desejo encontrá-la
Quase que prefiro não a encontrar,
Para não ter que a deixar depois.
 Não sei bem o que quero, nem quero saber o que quero.
Quero só Pensar nela.
Não peço nada a ninguém, nem a ela, senão pensar.

 Alberto Caeiro 
 (Fernando Pessoa).

lunes

la vida está en otra parte.

salto. (Del lat. saltus). 
1. m. Acción y efecto de saltar. 
2. m. Lugar alto y proporcionado para saltar, o que no se puede pasar sino saltando. 
3. m. Despeñadero muy profundo. 
4. m. Caída de un caudal importante de agua, especialmente en una instalación industrial. 
5. m. Espacio comprendido entre el punto de donde se salta y aquel a que se llega. 
6. m. Tránsito de una cosa a otra, sin tocar los medios o alguno de ellos. 
7. m. Omisión de una parte de un escrito, al leerlo o copiarlo.
 8. m. Ascenso a puesto más alto que el inmediato superior. 
9. m. Palpitación violenta del corazón.
10. m. Acción de lanzarse en paracaídas desde un avión, helicóptero, etc. 
11. m. pídola. 
12. m. Dep. Prueba atlética que consiste en saltar en altura o longitud. 
13. m. Dep. En natación, acción de lanzarse desde un trampolín. 
14. m. Dep. Modalidad de gimnasia artística que consiste en efectuar diferentes tipos de giros, piruetas, etc., al saltar sobre el potro. 
15. m. Mar. Porción pequeña de cabo que se arría o salta. 
16. m. desus. Acción y efecto de asaltar. 
17. m. ant. Tacón de la bota o del zapato. Zapato de salto 
18. m. ant. pillaje.





"Desde entonces siguió con más atención sus propios pensamientos y comenzó a admirarlos. Por ejemplo, se le ocurrió que a su muerte el mundo que vivía dejaría de existir. Este pensamiento no hizo más que brotar en su cabeza pero, esta vez sí, sabedor como era de su originalidad interior, no lo dejó escapar (como había hecho antes con tantos y tantos pensamientos), se apoderó de él en seguida, lo observó, lo examinó en todos sus aspectos. Caminaba a lo largo del río, cerraba unos instantes sus ojos y se preguntaba si el río seguía existiendo aún cuando él tuviera los ojos cerrados. Evidentemente, cada vez que los abría, el río continuaba corriendo como antes, pero lo que hay de notable es que Jaromil no pudiera considerar que establecía así la prueba de que estuviera allí cuando no lo viera. Le pareció una idea interesante; consagró a sus observaciones al menos la mitad de una jornada y luego habló de ello con su madre."


jueves

hambre

de vos quiero tus hombros.

miércoles


libertad.
(Del lat. libertas, -ātis).
1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
2. f. Estado o condición de quien no es esclavo.
3. f. Estado de quien no está preso.
4. f. Falta de sujeción y subordinación. A los jóvenes los pierde la libertad.
5. f. Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres.
6. f. Prerrogativa, privilegio, licencia. U. m. en pl.
7. f. Condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes.
8. f. Contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres.
9. f. Licencia u osada familiaridad. Me tomo la libertad de escribir esta carta. Eso es tomarse demasiada libertad. En pl., u. en sent. peyor.
10. f. Exención de etiquetas. En la corte hay más libertad en el trato; en los pueblos se pasea con libertad.
11. f. Desembarazo, franqueza. Para ser tan niña, se presenta con mucha libertad.
12. f. Facilidad, soltura, disposición natural para hacer algo con destreza. Algunos pintores tienen libertad de pincel. Ciertos grabadores tienen libertad de buril.






ayer fue el punto final pero lo mismo podría haber sido el jueves o en marzo o a las cinco de la tarde. sí. duele. pero ni más ni menos que hasta hace un rato o unos meses o una vereda mojada reponiéndose de la soledad de un chaparrón. hace un tiempo me pregunto si duele porque decepciona o decepciona porque duele. supongo que un poco da lo mismo. si antes dolía igual que ahora la diferencia debe ser otra. ¿hace cuánto tiempo que no se me corría la tinta en el cuaderno de llorar? lloro. no es llanto de dolor, de ese ya hubo. hubo cuando puñales en la espalda y bandadas de pájaros rotos. estoy llorando de miedo. una vez débora o raquel o una vecina o una planta de orégano me dijo: te construís cárceles con ladrillos de oro. meses de agonía y yo seguía ahí, estoica. ahora pude abrir la jaula pero no me animo a volar. ¿y si me caigo? adentro siempre es más cómodo pero sale caro. nada más y nada menos que la libertad. tengo toda esta libertad en los huecos de las manos, mirá. ¿qué se hace con esto? ¿la libertad también se rompe o nada más se escurre entre los dedos? ¿es líquida o tirando a sólida? ¿es fría o caliente? ¿cuál es el punto de ebullición de la libertad? ¿y el de fusión? ¿la libertad se cristaliza? ¿es inflamable? ¿es tóxica tu libertad? ¿de qué color es? ¿es grande o entra en el bolsillo? ¿vos la llevás en la mochila o adentro de una media? ¿la sacás de casa? ¿tu libertad está a la venta? ¿cuánto sale? ¿aceptás un canje? ¿por qué? ¿por quién? ¿es así, libertad, o es más bien libertades? ¿se puede comer la libertad, o sería más correcto decir que ella te come a vos? ¿la libertad tiene hambre? ¿hablar de libertad pasó de moda? ¿o es un cliché? educación para la libertad. ¿fue la libertad a la escuela? ¿sabe leer y escribir? ¿las libertades se suman o se restan? ¿la raíz cuadrada de la libertad, o el logaritmo o su índice de masa corporal, da un número real o imaginario? ¿la libertad es literal o figurada? ¿el narrador de la libertad, es omnipresente? ¿si la libertad desaparece y no hay nadie para escucharlo, existió alguna vez? ¿hace ruido la libertad? ¿serán las mismas respuestas si en vez de libertad digo tibarled o árbol de jazmín en flor o rosa o cielo azul o espuma o paralelepípedo? ¿si pudiera, si quisiera, contestar alguna de todas estas preguntas, sería más libre? ¿si el miedo no existiera, existiría la libertad? ¿la libertad nos hace más libres? me da vértigo pero voy a escribirlo: no pertenezco. de ahora en más soy yo conmigo y mis miedos y también mis libertades. la libertad mía empieza donde terminan mis miedos. ¿escuchaste? se terminó: empecemos.

martes


terminar.
(Del lat. termināre).
1. tr. Poner término a algo.
2. tr. acabar (‖ poner esmero en la conclusión de una obra).
3. intr. Dicho de una cosa: cesar (‖ acabarse). U. t. c. prnl.
4. intr. Dicho de una enfermedad: Entrar en su último período.
5. intr. aniquilar (‖ destruir enteramente). Hay que terminar CON la injusticia y CON los explotadores.
6. intr. Poner fin a las relaciones, especialmente amorosas, que se mantienen con otra persona. Ha terminado CON su novio.
7. prnl. Dicho de una cosa: Dirigirse a otra como a su fin y objeto.





pongo el punto final de los finales con palmeritas caseras. acabose. nosécuántosaños pero cerca de cuatro años y nueve meses y dos semanas y tres días de construcción. creación. de revolución en todos los rincones. a las cosas que nos dejan también hay que celebrarlas: los puntos finales nos regalan el vértigo de empezar una oración nueva. me despido con cariño de las cosas compartidas. con agradecimiento, eterno, de caminos que me hicieron un poco más quién soy. y un poco menos también. me despido, más fuerte. menos permisiva. más cuidada. pocas cosas me dolieron y dieron tanto como este montoncito que no sé bien adónde poner. me despido, contenta, porque terminar algo implica que algo nuevo empieza: y acá nadie va a quedarse quieto.

el hambre y las ganas de comernos.

Cocinar se parece mucho a construir.
Suponete que vas por la calle y ves a un albañil colocando la primera hilera de ladrillos de algo que, evidentemente, está construyendo.
Si es un albañil común, responderá:- Poniendo ladrillos, jefe, no ve que estoy poniendo ladrillos?, a tu pregunta de qué esta haciendo.
Pero un albañil no tan común, te dirá:- Estoy haciendo una casa, señor.
Y habrá, quizá, en algún lugar del mundo un albañil especial que cuando le preguntes qué está haciendo, mientras pone los primeros ladrillos de una hilera, te contestará:- Estoy erigiendo una catedral.

Así como una mujer común que esté pelando papas, te va a decir:- Pelando papas. No sé porqué siempre preguntás pelotudeces vos. Se nota que no hacés nada!, cuando le preguntes qué está haciendo.
Otra mujer, menos común, te va a contestar, por ahí con una sonrisita:- Estoy preparando la cena.


Pero habrá, en algún lugar del mundo, esa mujer tan especial que cuando pele papas y le preguntes qué está haciendo, va a dejar la papa y el cuchillo, se secará las manos, te abrazará y te susurrará muy dulcemente al oido:- Te estoy haciendo el amor.



Jorge Schussheim.

miércoles

osada, eterna.

entre el frío y las pantuflas elijo al frío. entre vos y yo y nosotros nos elijo sonrientes. de la mano, en el borde del abismo. si alguno de los dos no sabe que está, ¿es abismo igual? si adelante nuestro lo único que hay es camino pero en nuestros dedos está el vértigo, ¿adónde nos caemos? ¿si nos soltamos saldremos volando? ¿volaremos a la par? podríamos escribir en algún margen que quererse es no tenerle miedo a lo que viene después. quererte es no tenerte miedo. ni a vos ni a los laberintos que tienen que recorrer tus brazos para encontrar mi cintura cuando intento decirte que quererse es ahora. lo que viene después no interesa. yo no quiero tenerme a mí. me prefiero preparada a desarmarme. si yo lo que quiero es deshacerme, ¿a vos te parece que voy a intentar sostenerte? nos quiero queriendo querernos. ahora y nunca más.


¿pensaste alguna vez que pocas cosas tan eternas como decir ahora?

martes

extrañar definitivamente es un nudo.

domingo

impulso.
(Del lat. impulsus).
1. m. Acción y efecto de impulsar.
2. m. Instigación, sugestión.
3. m. Fuerza que lleva un cuerpo en movimiento o en crecimiento.
4. m. Deseo o motivo afectivo que induce a hacer algo de manera súbita, sin reflexionar.
coger, o tomar, ~.
1. locs. verbs. Correr para efectuar un lanzamiento o un salto con mayor ímpetu.



vueltas y vueltas de vuelta otra vez la ropa arriba de la cama y la yerba del mate de ayer el carozo de aceituna y los papeles tirados el no escribirme porque el caos y las prioridades y no enlistar nada de nada de nadie no escuchar mis bastas ni mis progresiones armónicas ni las plantas regadas porque los platos ni las cosas estudiadas porque las zapatillas ni las luces prendidas porque las lamparitas el insomnio los insomnios no me anoto ni me noto ni me escucho. llegó el momento del año en el que hago todo sin respirar como si eso fuera a salvarme.

lunes

jueves

Rescates

muriendo de costumbre
y llorando de consuelo
Cesar Vallejo

Este regreso no era obligatorio
sin embargo
la mano encuentra su cuchara
el paso su baldosa
el corazón su golpe de madera
el abrazo su brazo o su cintura
la pregunta su alguien
los ojos su horizonte
la mejilla su beso o su garúa
el orgullo su dulce fundamento
el pellejo su otoño
la memoria su rostro decisivo
los rencores su vaina
el reloj su lujuria tempranera
el dolor su no olvido o su neblina
el paladar sus uvas
el loor su desastre
la nostalgia su lecho

o sea
perdón vallejo
aquí estoy otra vez
viviendo de costumbre
celebrando de oído.


Mario Benedetti

martes

me acabé: empecemos.

domingo

entre la espalda y la pared. no, no me mires. seguí así: las pupilas fijas en el horizonte. ¿el horizonte o un horizonte? yo no sé y vos tampoco. salvame. repito que repito repetirme: hay trenes con las puertas rotas de viajar abiertas. sonreí. sonreí que estoy llorando. desconsoladamente. descascaradamente. después de meses de silencio me estoy ahogando en sollozos. ¿me escuchaste? ayer me volvió la voz. la mía. la que canta que se va pero se queda (porque irse es también estar volviendo). catorce pañuelos y contando. últimamente cuento de menos. igual vos y yo estamos en dos. ¿la tercera a quién vence?

miércoles

perdí el control de todas mis voces.

sábado

te estoy gritando: callame.

lunes

Darlo todo por perdido.
Allí comienza lo abierto.

Entonces cualquier paso
puede ser el primero.
O cualquier gesto logra
sumar todos los gestos.

Darlo todo por perdido
Dejar que se abran solas
las puertas que faltan.

O mejor:
dejar que no se abran.




Juarroz.

domingo

repito historias. repito repetir. acá arriba iba una definición pero en algún lado hay que poner los puntos. punto arroz. punto cruz. punto y coma: si yo no me encuentro a mí, ¿quién?. perdí mi agenda y mis cuadernos. hace semanas que Tatiana Julia no sabe adónde están sus marcadores.
después de meses de abandonos ahora la lectura de los libros me lleva dos colectivos. cargo con 754 horas de música en la mochila para no escucharme ni siquiera en el supermercado. sí, dos colectivos. después los transcribo. en notas, en mails y en servilletas. yo estoy muda. me hace ruido todo y, como acostumbro, nada existe si no hay un otro al que contárselo.


uno dos tres cuatro. estoy haciendo la cuenta regresiva a una vida que en cualquier momento se acaba si no dejo de esperar. desperar. porvenir. hasta donde las ganas nos lleven.

martes

hace tres segundos, cuarenta y siete minutos, tres horas y catorce días que no agarro una lapicera y huyo de mis cuadernos. tengo toda mi casa desparramada. me estoy esquivando de lo lindo. lo feo ni hablar de terminarse. ordenarme es la única opción para empezar. si no empiezo no hay nada y donde no hay nada (no me canso de repetirlo) ni siquiera estoy yo. necesito que las cosas se terminen y el primer paso es empezarlas. tengo que dejar de morir la vida y, de una vez por todas, vivir hasta la muerte.

domingo

desolado, da.
1. adj. Triste, inhóspito, desierto.

reenlistar prioridades. un papel amarillo en la agenda: corto gancho corto fierro. no tengo tijera podadora y hay tanta selva en mi casa que me cuesta encontrar la puerta. todo un zoológico acechando a las habitaciones de nuestros rincones. juguemos a un juego: prohibido de ahora en más pensar de a dos. reformulo: todo un zoológico acechando a las habitaciones de nuestros rincones. yo iba a hacerte un favor: que no me sueltes; y vos no podés callarte. hay un cielo que diluvia por mí porque hace días que lloro a lágrima muerta. escuchame bien: acá lo único que se muere van a ser mis lágrimas.


lunes

zozobrar.
(Del lat. sub, debajo, y supra, encima).
1. intr. Dicho de una embarcación: Peligrar por la fuerza y contraste de los vientos.
2. intr. Perderse o irse a pique.
3. intr. Dicho especialmente de una empresa: Fracasar o frustrarse.
4. intr. Estar inquieto o desazonado por la inseguridad respecto de algo o por la incertidumbre sobre lo que conviene hacer.
5. tr. Hacer zozobrar.


respirá, ansiedad. alto y claro. leve. abrí los ojos. cerra los ojos. otra vez. no, no como quien abre y cierra algo que no importa para mantener al miedo lejos. abrilos todas y cada vez como un regalo a destiempo envuelto en papel azul. cerralos como cuando la tranquilidad de saber que luego de la noche los cuerpos van a seguir amaneciendo enredados. no existe el nunca ni el para siempre. respirá. profundo, como cuando se siente en la piel la lluvia que llega. todo permanece. las alpargatas embarradas y las sonrisas tímidas. las puertas abiertas. el cuerpo dormido en la espalda. los cuadernos de los días son eternos e infinitos; y guardan también lo inefable, lo fugaz. respirá que todo queda. la mano en el hombro y la mirada que desnuda. los pasos que repito. todo. lo que va a venir, también.

martes

el hambre y las ganas de comernos.

sábado

enredados

andamos perdiendo cosas para no dejar ni un segundo de encontrarnos.

domingo

(no vas a tocar el timbre. nada nunca que diga que estás. vas a entrar y vas a dejar las cosas cerca de la puerta, las manos cerca de mi cuerpo. al acecho. para atacar o para escaparte. todas las velas van a estar prendidas, todas las luces apagadas. lo único abierto para vos va a ser un vino.)

hay olor a sal. para reconocernos inmensos. guarda. las metáforas son peligrosas. con las metáforas no se juega. el amor puede surgir de una sola metáfora. ¿con alguien más te podés leer a ojos cerrados? ¿cuánto tiempo me podés sostener la mirada? escondernos siempre fue muy fácil, sebastián. ¿hasta donde podés mantener tu presencia? ¿me estás desafiando? te estoy ubicando. estoy entre tus paredes. a mí me rodea el agua, no el cemento. estás hostil. me aburrís. ¿con qué? con tus vueltas. tus escondites. tus silencios. upa, ¿desde cuándo te molesta a vos, señorita julia, el silencio? dije tus. tus silencios son vacíos. lo vacío me da vértigo. y el vértigo a veces me da miedo. te tengo miedo. me tenés. vos querés que yo te tenga, y a mí no me interesa sostenerte en pie. caéte. desparramate. desarmate. soltame. ¿vos querés que duela? yo no quiero atarte. los nudos no me gustan. yo no quiero colgar de nadie. no quiero a nadie colgando de mí. la horca es muerte, sebastián, y yo nos quiero. nos quiero vivos. una vez te trepaste a un árbol. tenías una vincha azul y estabas, como siempre, descalza. nunca pensé que subieras árboles. te ibas a lastimar. me enojé. vos desde ahí arriba me preguntaste si yo cada mañana elegía vivir un día menos o morirme un día más. yo no te contesté y vos saltaste. desde ese día me asusta que me faltes. yo no quiero completarte. la falta es una mentira para que ni se nos ocurra dejar de sufrir. no quiero que me sufras. escuchate. si así es como vamos a querernos, no hay manera de escaparle al dolor. y yo no quiero que me duelas. la culpa es tuya. ¿por treparme a un árbol y saltar? por ser libre. a mí no me interesa un amor que pese. ¿yo te doy vértigo y el árbol no? en el árbol el control lo tengo yo. con vos nunca se sabe. no confías en mí. no es la primera vez que te lo digo: tu manera de quererme me asfixia. y me asusta. bueno, listo, no discutamos más. vos sabés que no todo lo que pasa acá es real. el problema, en todo caso, es que no todo lo que pasa acá es ficción.

viernes

un secreto a voces que me aturde. entre todas mis letras hay abismo. los dos lo supimos: nos esquivamos. los dos sabíamos que podía ser el último pero hicimos abrazos sordos. lágrimas sordas. palabras sordas que me gritan: me dejan muda. todo lo literal y figurado que entre en un cuerpo que no me alcanza. no alcanzo hasta vos. no, mi voz tampoco. ni siquiera cantarte puedo todo lo que me callo. hoy o ayer o mañana dije algo diciendo que no lo iba a decir más que nunca. como si esconderlo lo corriera de los límites posibles. no quiero pensar lo que pienso pero lo tengo en la punta de los dedos como si saberlo probable me ahorrara algún dolor. la vida se muere todos los días. lo escribo para salvarme. el mar se está ahogando, ¿lo escuchás? si el mar desaparece entre nosotros queda el vacío. en el vacío no hay nada, y lo repito hasta el cansancio: donde no hay nada ni siquiera estoy yo. pero el mar está: escuchame. ¿no me ves acá, parada en el borde de mis fuerzas? te grito silencios. te grito muda que no sé adónde abrazarte. pretendo tenerte entre mis manos cuando yo no estoy en ningún lado. me busco entre todo lo que encuentro porque mentirme es lo único que mantiene la ilusión de ser entera. tengo que ser entera porque sino viene la falta y no puedo ni pensarme faltándote. entendeme: quiero llorarte hasta la vida, pero toda el agua está ocupada en que nada nos de pena. estúpida. lo escribo en las paredes porque lo único que entiendo es convencerme. madrugadas hablando de terminar. la muerte es un final, ¿lo pensaste? es el puto punto final. los dos que siguen quedan para los vivos. yo quiero los míos desbordados de llanto. llevo cinco horas tratando de llorarte y lo único que tengo son palabras inútiles que existen sólo cuando me abro a los silencios. nadie va a decirme nada porque para esto no hay palabras. necesito a alguien que pueda sostenerme en el silencio espeso que zumba interminable. el silencio interminable y yo necesito llorar hasta que se termine todo. necesito el abismo de terminar con este asunto de morirse.

que no te alcance antes

te estoy llorando porque es lo más cercano que encuentro a abrazarte hasta el desborde.

miércoles

lo sé: hablar de amor en estos días puede ser peligroso. peligramos, los dos, parados en veredas opuestas. en mí la implacable necesidad de definirlo todo para después dejarlo desparramado. inacabado. abismal.



no sé si te lo dije, pero en mi cabeza, nosotros dos, no podemos parar de enamorarnos.

hormigas en el café con leche.

te lo dije. te pedí que no me miraras. te lo dije subrayado y en negrita: no me mires. pensé que con eso iba a alcanzar. durante mucho tiempo pensé que con eso era suficiente. hasta que un día te descubrí mirándome con los ojos cerrados. te habías armado de un inventario para mirarme sin que nadie -ni siquiera vos- se diera cuenta: de reojo, con la nuca, con las manos. me mirabas con la piel. yo pidiéndote que no me miraras y vos me respirabas. vos me respirabas, yo te había pedido que no me mires, y todavía había algo peor: ese mismo día te había pedido, también, que no me quieras.

lunes

"Profe, le regalo esta flor para que la guarde en su libro de Pizarnik. Para que cada vez que lo abra, se acuerde de mí y de que el peor encierro que puede haber es el encierro en uno mismo"






(me pregunto para qué vivo cuando no vivo para estas cosas).

jueves

a vos te quiero hasta en el revés de mis párpados.

lunes

vigilia
f. El día que antecede a cualquier cosa y en cierto modo la ocasiona.


caminó varios meses por calles que conocían sus pasos. la suela de sus zapatos acariciaba baldosas repletas de lluvias calladas. sin embargo él, perdido, desconocía todas sus lágrimas. desconocía también sus caminos. una vez dio un grito tembloroso que terminó por llevarse todas sus voces. vacío, dejó que los inviernos se llevaran todo lo demás. pero el tiempo nunca supo abandonarlo y le trajo días y canas. acompañado de una incansable eternidad quiso deshacerse de sus manos y sus miedos. se detuvo alguna tarde a mirar un irse de sol naranja que se sucedía por encima del cemento. no tuvo claro que pasó después. un canto se enamoró de sus ojos y por temor a perderlo nunca más los abrió.

sábado

Atiende:
si mi hijo
si nuestro hijo
fuera naciera sol o
luna homosexual poeta
o guerrillero ah si creciera
guerrillero o usurero al tanto %
o asesino oficinista vendedor de
peines en el subte o suicida flor
o cardo violador de tumbas o impasible
espectador del mundo comprensible padre de
familia actor de cine Rita Hayworth Tyrone Power
sacerdote verdugo militar terrorista puta carcelero
en la exacta mitad de tu ombligo te explico Manés que
si nuestro hijo recoge la bandera que dejamos o por
el contrario un ejemplo la olvida la traiciona la
veja la vende a razonable precio entendeme
si nuestro hijo mañana es muerto por ir más
allá de donde fuimos o por menos o por
error o por justicia o por lo que sea si
los muertos somos vos o yo o los
dos y él quien nos fusila de todos
modos Manés habremos ganado
porque la libertad es lo único que
debemos legarles, lo demás
compañera amiga mía
no tiene mayor
relevancia.





Jorge Money

lunes

(tenemos todo un verano para enamorarnos).

domingo

corazón coraza.

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.




M.B.

viernes

las prioridades claras.

me mudo. de mud arme. de armarme de nuevo muda con todas las palabras enredándoseme entre los dedos. de ya es hora de volver a buscarme en los lugares donde quiero estar.

me mudo sin cama ni colchón. sin mesa y sin sillas. sin calefacción. pero ya tengo lista la tetera. los libros. tengo un banco para apoyar plantas y una mesa ratona que no entra. tengo el salero y el pimentero y una caja de sartenes.

me mudo sin paredes y sin dimensiones, pero más me preocupa conseguir un tocadiscos y una lata con ventana para las galletitas. un lugar para las fotos y una caja para las palabras imantadas.

me mudo a los reencuentros, para siempre. a los vinos y al pan casero. a mis abuelas en todos los rincones.


me mudo a puertas abiertas.
me mudo, y ustedes, los que quiero, se mudan también.

lunes

todo lo que me pertenece grita tus nombres, llamándote.

jueves

no te enredes. no llores. no sufras. no mientas. no toques. no te sientes. no me mires. no lo tires. no me hables. no te quedes callado. no me grites. no te caigas. no ensucies. no abras los ojos. no cierres los ojos. no sigas. no me dejes. no te vayas. no entres. no importa. no me acuerdo. no sueñes. no tengas miedo. no te quemes. no comas. no seas chiquilina. no me tires del pelo. no muerdas. no escupas. no me digas. no hay tiempo. no te enamores. no me ames. no insultes. no te creas. no te mueras. no te enojes. no vuelvas tarde. no te escondas. no te pierdas. no me llames. no investigues. no me hagas caso. no me presiones. no te olvides. no me busques. no me gusta. no te rías. no es gracioso. no te metas. no te copies. no cierres. no te embarques. no te ates. no te duermas. no se fía.
no me escuches.

domingo

¿que dónde están los besos que te debo?
en una cajita,
nunca llevo el corazón encima

por si me lo quitan.

jueves

a veces no sé si soy yo la que deja las huellas en la arena



o es ella la que deja huellas en mí.

domingo

(de noche escribo cosas que llegada la mañana ya no me pertenecen).
andarte en todos mis pasos. jugarme en todas las cartas. abrirte en todas mis puertas. escucharte en todos los versos. encontrarte en todas mis mañas. desatarte en todos mis miedos. tirarme en todos tus pastos. golpearme en todos tus vientos. respirarte en suspiros.
quererte a vos en todos los cuellos. mirarme en todas tus caras. sentirte en todas las manos. abrazarte en todos tus cuerpos. acostarme en todas tus noches. soñarte en todas las camas. dormirme en todos tus brazos.
enamorarme de vos cada vez que te pienso.

sábado

me anda costando horrores terminar de empezar.

jueves

insomnio

tu mano en mi espalda y la mía en tu pecho. respiración acompasada. con los ojos cerrados. los pies enredados. en los oídos mi sombra al piano. en la punta de los párpados nos querríamos mirar para ver que el otro también miente y poder dormir sin nudos. por la ventana abierta la brisa acerca un eco que susurra algo así como un no más pero se mezcla con arpegios a destiempo y acá sólo llega el frío. hay cuerpos que no saben escaparse de las sábanas. hay bocas que no saben pronunciar ni una palabra. hay silencios que preguntan para qué. caricias que no saben para quién. nos tiembla el corazón con el miedo del otro confundido cuando ninguno de los dos sabe ni siquiera cuáles son sus dedos.
la vida toda al reverso de una puerta
y yo
rehén de una canción.

domingo

hay soles asomándose. hay luna de comienzos. paradoja del mundo al sur: el año se acaba cuando empieza a florecer. hay cosas que se acaban para que uno pueda volver a empezar. todavía no pude decir palimpesto. tampoco pude adueñarme de tu cuello, ni de tu párpado derecho. vos libre. no podría quererte de otra forma. pero es que hay algo en esas pieles que me entrecorta la respiración. hoy grita mañana y mañana grita pasado pero en realidad todos los días es el mismo. ninguno, interminables. si yo no sé adónde termino no sé si puedo saber dónde empezar. tampoco sé si hay que saber. si se pudiera, me gustaría con una sonrisa desde del mar. un suspiro de alivio. me gustarían mis días de tu mano. me gustaría saber si para volver a empezar importa cómo se terminó. lo importante en todo caso sería empezarte, a vos, a mí y a tus párpados, si es posible, a besos.

miércoles

en movimiento.

quiero que me quieran así. otro tipo de amor no me interesa:

faculteando, fabricando, volanteando, campañeando, asambleando, de casa en casa, clandestineando, resistiendo, hospitaleando, cuarteleando, enamorando, embarazando, pariendo, repariendo, apuntando, acechando, fusileando, violentando, liberando, militando, divagando, mimoseando, segregando, amamantando, mordiendo, lamiendo, acabando, yendo y viniendo. yendo y volviendo.

lunes

pegame. doleme. lastimame. ahogame en tus sollozos. morime. llorame. mirame y desgarrate. gritame. torturame. enterrame. quemame. rasguñame. mordeme. arrancame.


si no te dan ganas, no me quieras. pero por favor. vivite.






().

jueves

dicen,
el blanco no es un color
porque es la suma de todos los colores.


entonces yo,
que soy la suma de mis yo,
¿tampoco soy?

miércoles

a mí que no me salve ni el viento.

domingo

vera

llueve. los ocho pájaros se murieron. ya está. no. no están. "la gente cuando se va no está más", me cito. Re cito. Sol cito. (la inmensurable música que no deja de atravezarme ni muerta). ¿llueve o hay sol? ay. que llueva, que lluevno. uff. ¿las muertes se mueren mejor al sol? la gente no está más, ¿y los pájaros cuando se mueren qué, si el cielo ya es de pájaros?
tengo ganas de decir palimpesto. y bullicio. de lluvia y sol a discreción. a mi discreción. ganas de un helado amarillo y puente. de vientoenlacaraarremolinado con aire de mar. tengo ganas de ganarme. listos, preparados, ¡ya! (conmigo no voy a poder).
hay ocho pájaros muertos y ni una lágrima. hay ojos, párpados, pómulos. hay agua. pero lágrimas no. hoy una señora en el supermercado dijo "total, tengo todo el día por delante". ella adelante tiene día. me corrijo. tiene todo un día. ¿y adelante mío qué hay? hay ocho pájaros muertos y ni un cielo de ellos. ni una lágrima. adelante mío hay un tren con las puertas rotas de viajar abiertas.
escribo para encontrarme. para decirme. el que dude de casualidades puede entender por qué septiembre. escribo para buscarla. para que se asome. escribo para bienvenirla a ella que soy yo. para bienvenirme. devenir. de ir yendo.
(no sepas esas cosas porque voy a tener que enamorarme).